"Si el usuario quiere hacer uso de nuestro sistema, que aprenda a utilizarlo"
Ésta podría ser la máxima de la creación de ordenadores por aquella época, los usuarios rápidamente pensaban que eso era lo mejor que podía hacerse y se tenían que resignar a utilizarlo. Además estos ordenadores estaban destinados a las empresas, no se pretendía que una persona normal y corriente pudiese usar un ordenador en su casa, ¡eran demasiado complejos!
En ese momento entran en juego Jobs y Wozniak (fundadores de Apple) y sorprenden creando un computador barato (dentro de lo que cabe), integrado y destinado al público en general, el Apple 1. Éste y la siguiente versión (el Apple II) fueron las máquinas que hicieron que Apple empezara a ser la gran empresa que es ahora mismo.
En ese momento de la historia los ordenadores aún se controlaban por línea de comandos. Jobs vio unos prototipos de interfaces gráficas en los laboratorios de la compañía Xerox y tuvo claro cuál era el futuro del computador personal. Él y su equipo desarrollaron muchos de los conceptos de las interfaces gráficas de usuario que se utilizan en la actualidad (ventanas redondeadas, solapamiento de ventanas...) siempre buscando que el usuario pudiese hacer uso de su ordenador de la forma más sencilla que permitiese la tecnología del momento. Implementó esta tecnología en el primer Macintosh, que produjo una revolución en el mundo de las computadoras personales, aunque no fuese un gran éxito de ventas por su alto precio.
A partir de ahí, lo que todos sabemos, revolución tras revolución (iMac, iPod, iPad, iCloud...) parece que todo lo que tocaba Steve se hacía de oro. Reinventaba conceptos ya existentes, pero difíciles de asimilar por el usuario, haciendo que hasta un niño de 3 años pudiese entender como funcionaba cada uno de sus sistemas y que sus usuarios disfruten con los productos que creaba.
Su obsesión por el diseño y la usabilidad rozaba lo obsesivo. En el flujo normal de una empresa tecnológica, es el ingeniero el que manda sobre el diseñador, el que impone las condiciones sobre las que debe trabajar el otro, razón por la que al final salen productos que no son para usuarios, sino para ingenieros (todos conocemos ejemplos, en mi caso por lo menos mis propias aplicaciones son un gran ejemplo). Jobs cambió esta jerarquía en Apple e hizo que los ingenieros se amoldaran a las condiciones de los diseñadores, creando productos de una gran belleza y elegancia.
Todo esto lo hacía con un gran propósito, que todos deberíamos tener en cuenta a la hora de crear nuestros productos. Él no quería vender el producto, quería vender una experiencia de uso completa, desde que compras el producto en la tienda de Apple y abres su envoltorio (asunto que estudiaba al milímetro), hasta que lo enciendes y te pones a trastear con él.
En mi opinión esta es la gran lección que nos deja este maestro:
Deja de preocuparte por la complejidad o el precio, preocúpate por lo que el usuario va a sentir al usar tu producto. Si tiene una gran experiencia usándolo, el éxito lo tienes asegurado.
Para mí por lo menos esto es totalmente cierto, ése es el factor diferenciador que hace que no nos importe el precio de los productos de Apple, la razón por la que es una de las mayores compañías del mundo.
Yo pienso que no hay mejor ejemplo de la filosofía del Diseño Centrado en el Usuario (digo filosofía, porque no sé si usaban este proceso para la creación de sus productos) que los productos de Apple, una delicia para casi cualquier persona.
PD: Antes de que me acusen de fanboy de Apple, he de decir que ¡no tengo ningún producto de ellos!
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